La inquisición en Sudamérica

Las clases de Sharona
Por: Sharonah   Fredericko
Marcelo   Kisilevski

Para nuestra profe-genio de historia, la Inquisición es el ejemplo supremo de lo que ocurre cuando se unen religión y estado. Sudamérica, de inmensas dimensiones geográficas en comparación con la pequeña península Ibérica, prometía ocultar y dar refugio a aquellos judíos que, expulsados de su tierra natal, a la que habían llegado sus antepasados más de mil años antes, quisieron aferrarse a su fe. Pero el refugio no duró demasiado.
 

-Es curioso, pero no se habla demasiado de la Inquisición en Sudamérica, salvo por algunas producciones como la de Marcos Aguinis, "La gesta del marrano". Yo sé que en la Argentina la Inquisición fue abolida por la Asamblea del Año XIII, junto con la esclavitud, porque es lo que se enseña en la escuela primaria, pero no mucho más...

-Sí, y fue abolida por iniciativa de mi héroe, José de San Martín. Cuando hablo de la Inquisición en Sudamérica encuentro muchas veces miradas totalmente vacías que me cuestionan el hecho de si existió el fenómeno en ese continente.

-¿Qué diferencia hay entre la Inquisición en España y en Sudamérica?

-Hay que recordar que cada proceso que tuvo lugar en España tuvo su repercusión, a veces en proporciones agigantadas, en Sudamérica. En cuanto a la Inquisición, comencemos por el principio. En primer término, oficialmente no podía llegar al Nuevo Mundo, o abordar una carabela rumbo a las Américas, nadie que tuviera una mancha de sangre que de acuerdo con los estatutos de "limpieza de sangre" de la Inquisición significaba sangre judía o mora. Obviamente es una estupidez decir "sangre judía o mora", pero estamos hablando de una época anticientífica, la época de la Contrarreforma en España, en que surge un catolicismo mucho más fanático del que había existido en la Edad Media en España.

Entonces, de acuerdo con los estatutos de limpieza de sangre, que formaban parte integral de la Inquisición, si uno tenía mancha de sangre judía o mora de hasta hace cuatro generaciones, uno no era cristiano puro, y por lo tanto quedaba bajo sospecha y vigilancia del Santo Oficio de la Inquisición, y no era digno de abordar una carabela hacia el Nuevo Mundo. La Inquisición tenía miedo que alguien con tendencia judía o musulmana, o incluso protestante, corrompiera a los indígenas que debían recibir la doctrina católica acendrada.

Primero digamos que la Inquisición emitió su decreto de expulsión el 30 de marzo de 1492, y dio a partir de allí 3 meses de plazo para abandonar el país o convertirse a la fuerza. Los que permanecían, se convertían, y seguían practicando el judaísmo en secreto, si eran capturados por la Inquisición, la primera vez eran detenidos y torturados, y la segunda vez eran quemados.

Si te agarraban practicando el judaísmo directamente ibas a parar a manos de la Inquisición. Si sobrevivías a las torturas eras liberado, pero debiendo usar el Sambenito, una túnica ridícula con una caperuza amarilla, como gritando a los cuatro vientos que eras un judío maldito, o un musulmán maldito, un protestante maldito, o incluso un fornicador maldito. Porque quiero que quede claro que la Inquisición era un control sexual-político-social. Un homosexual, por ejemplo, era detenido y torturado la primera vez, y si caía otra vez en el pecado era quemado.

Existe una palabra muy extraña en el español de la época: "relajarse". Después de leer el significado, nadie podrá relajarse en el sentido moderno. Después de ser condenado a muerte por la Inquisición por "judaizar", que significaba difundir el judaísmo secretamente, el condenado era "relajado" al "brazo secular". Es decir: la Inquisición podía condenar, pero no podía derramar sangre. Entonces lo "relajaba", es decir lo transfería al poder monárquico, oficialmente al rey de España, que era quien quemaba a los herejes desde la Patagonia hasta Madrid. Ese era el "relax".

-Que no era un sauna precisamente...

-No, en absoluto. Pero en este punto quiero señalar un punto que me parece terrible que haya siquiera que discutir. Hay una escuela apologética de la Inquisición, que ha surgido para mi mayor asco en Israel, en la Universidad de Tel Aviv, y voy a dar con un palo ahora a un grande, que ojalá me lea y se jorobe. Uno es Shlomo Ben Ami, que me da una enorme chinche como sefardí que soy, que siento que tiene un gran afán de lamerle las botas a sus ex anfitriones españoles, de su época de embajador en ese país. Ben Ami enfatiza cada vez que puede que la Inquisición no perseguía a judíos sino a judaizantes.

Eso es como decir que la esclavitud negra no estaba básicamente armada contra los negros, por el hecho de que también negros fueron traficantes de otros africanos. Es cierto que algunos negros también vendieron a otros negros como esclavos, pero también es innegable que la esclavitud en el mundo occidental fue una institución básicamente antinegra.

Ahora quiero decir algo al señor Ben Ami. La Inquisición arrancó a un pueblo de su tierra natal, el pueblo judío sefardí, que había vivido en España por más de mil años. El acto de expulsar a un pueblo entero y luego a otro, el pueblo moro español, es de por sí un acto muy cuestionable. También es cuestionable intentar borrar o minimizar el acto de la expulsión, así como el planteo de ciertos pseudo académicos que cometen un acto de obsecuencia total, al decir que la Inquisición no perseguía a judíos.

Y lo cierto es que la Inquisición prohibía a todo judío pisar tierra dominada por España. Si yo hoy en día emitiera un decreto que prohibiera la entrada de un musulmán a Jerusalem, y luego promulgara otro edicto diciendo que me propongo perseguir a todos los musulmanes secretos que de cualquier forma permanecieran en Jerusalem, dudo que alguien me diga tan suelto de cuerpo que eso no es antimusulmán.

-¿Esta prohibición de pasar a América incluía sólo a judíos o también a "sospechosos", los de un antepasado judío o moro de hasta cuatro generaciones atrás?

-Los incluía también. Había que esperar hasta la quinta generación de cristiandad total. De más está decir que igual pasaron a América miles de judíos secretos. Ahora bien: hay que diferenciar entre el establecimiento formal de la Inquisición y su establecimiento de facto. Te voy a dar un ejemplo del virreinato del Alto Perú. Hasta 1571 no existió allí un tribunal de la Inquisición. ¿Esto significaba que un judío podía rezar? No. Tampoco lo podía hacer siquiera un protestante, recordemos que la Inquisición no estaba dirigida sólo a los judíos, aunque tenía con el judío un antagonismo especial. Baste recordar el lema de la Inquisición, que alguien tan político como Shlomo Ben Ami parece haber olvidado: "Fuera los cohenes , arriba sus bienes". Porque la Inquisición confiscaba los bienes de todos los acusados.

-¿Eso era un lema oficial o una especie de cántico popular?

-Era un lema popular que con el tiempo se convirtió en oficial. Y esa confiscación de bienes fue una de las fuentes de ingresos más grandes de la Inquisición. Pero todas las religiones que no fueran la católica estaban prohibidas en la América controlada por España, que exigía uniformidad de creencia.

-Volviendo entonces al Alto Perú...

-El hecho de que no existiera un tribunal inquisitorial en Lima no significaba que pudieras enviar a tu hijo al shule, a la escuela judía, o ir a rezar a la sinagoga. Lo que existía era otro control que venía directamente de España, la Corte Suprema Inquisitorial. Es decir que de facto, América ya estaba bajo control de la Inquisición, y ya desde el principio se produjeron hogueras públicas. En 1571 en Lima se estableció el primer tribunal local de la Inquisición, pero eso no significaba que ésta no actuara ya desde antes.

-¿Hubo católicos opuestos a la Inquisición?

-Sí, y es algo que quiero destacar. Hubo por ejemplo un cura que es un verdadero Justo de las Naciones, como se conocen a aquellos no judíos que salvaron judíos a riesgo de sus propias vidas en el Holocausto, de nombre Antonio Da Vera, de Portugal, nacido en el siglo XVII, y murió casi al final del mismo siglo. Da Vera luchó contra la Inquisición en Brasil, que era territorio portugués. Toda su vida él, como cura jesuita, la dedicó a la salvación de judíos de las hogueras de la Inquisición, criticándola y denostándola, diciendo que la Inquisición para él era una deformación perversa del catolicismo.

La Inquisición, entonces, se dedicó a perseguir criptojudíos que permanecieran en España luego de la expulsión, y prohibía, so pena de muerte, la entrada de judíos a todos los territorios españoles y de Portugal, que se unió a la corona española en 1497. Pero en América entraron judíos todo el tiempo, burlando a la Inquisición.

Aquí tenemos, pues, un punto de mucha tensión filosófica entre la Inquisición y el cripto judío. El judío secreto, al que se lo conocía como "marrano" -palabra utilizada por los inquisidores que significa cerdo, así que pido a mis lectores que no utilicen más esta palabra-, así como el musulmán y el protestante secretos, se burlaban de la Inquisición, y ésta lo sentía. La Inquisición desarrolló una especie de paranoia inmensa frente a un grupo nimio de gente fomentando una mentira absurda acerca de una conjura judía estaba carcomiendo el seno del catolicismo. De hecho la Inquisición estaba señalando la debilidad del catolicismo: ¿millones de católicos tenían que temer a quizás 2.000 judíos, o 3.000 musulmanes? Era una estupidez.

Ahora daré ejemplos de estas burlas. El 2 de agosto de 1492 parten del Puerto de Palos las carabelas de Colón, y en ellas ya habían varios judíos convertidos a la fuerza, que eran cripto judíos que nunca volvieron a España, permaneciendo en Cuba. Los más famosos son el traductor personal de Colón, Luis de Torres, y el que gritó "¡Tierra, tierra!" desde el palo mayor de La Pinta, Rodrigo de Triana. Ellos y varios otros fueron los que de hecho iniciaron la presencia judía ilegal en Sudamérica. La Inquisición sabía que estaban llegando judíos.

Con la delegación de conquistadores de México, al mando de Hernán Cortés, llegó otro cripto judío, de nombre Hernando Alonso. Cortés no sabía que era judío, hasta que lo sorprendió "judaizando" a los indígenas en secreto, y Hernando Alonso fue quemado vivo en el primer Auto de Fe que se realizó en la ciudad de México en 1528. Todo esto fue antes del establecimiento oficial de la Inquisición en México, lo que ocurrió entre 1570 y 1571, al mismo tiempo que en Lima.

Tal vez es cierto, como dicen advenedizos como Shlomo Ben Ami, que muy pocos fueron quemados, que la Inquisición quemaba en cada Auto de Fe, quizás entre 10 y 20 personas, pero no hay que olvidar a los miles y miles que murieron en las mazmorras de torturas, y los desaparecidos, que también llegaban a miles. Y la "tradición" de los desaparecidos en Sudamérica, que es una tradición bastante fea -mis lectores argentinos, chilenos, etc., la conocen bastante de cerca- empezó de hecho con la Inquisición, que podía arrestar a quien quisiera, no había ningún derecho de hábeas corpus, y lo podía detener indefinidamente. De todo esto no habla el señor Ben Ami. De eso, en cambio, sí habla un brillante historiador argentino, Félix Luna. Así que no nos confundamos entre la cantidad quemada y la cantidad muerta.

Había toda una doctrina de la tortura. Se podía torturar desde los siete años -otro hecho que Ben Ami no menciona-, y se detallan por ejemplo torturas especiales para mujeres y para hombres. Si alguien todavía no visitó el Museo de la Inquisición en Lima, recomiendo que lo haga. Porque después que la Inquisición terminó de quemar a judaizantes -de hecho la cantidad que lograron huir al Nuevo Mundo había sido muy poca- la sanguinaria institución se convirtió en instrumento de terrorismo político, un arma del poder monárquico que aseguraba uniformidad de opinión y obediencia total al régimen. Régimen militar en su máxima expresión, Pinochet en su sueño más masturbatorio...

-¿Por qué los judíos de todos modos buscaban huir al Nuevo Mundo?

-Porque las distancias en América son más grandes, y era más posible eludir a los inquisidores. Además, aunque la historiografía sionista de derecha siga insistiendo en que los judíos lloraron por 2.000 años a Jerusalem, lo cierto es que 5.000 judíos españoles que huyeron a Tierra Santa, de entre 100.000 que fueron expulsados, no me dice mucho. El resto lloraría por siempre a España, no a Sión, y prefería colonias de habla hispana en las que se sintiera más o menos en casa.

A México, por ejemplo, llegó una familia muy famosa de nombre Carbajal. La mitad de esa familia había sido convertida a la fuerza. Gaspar de Carbajal, cristiano convertido sinceramente, había llegado a ser virrey de México. Pero la mitad de la familia siguió siendo cripto judía. En 1580, esta mitad de los Carbajal, que el virrey no sabía hasta qué punto se habían aferrado a su judaísmo, migraron a México. Entre ellos llegó Luis de Carbajal, que era apenas un adolescente, y que ya a esa edad predicaba el judaísmo en secreto. Luis fue arrestado una vez por la Inquisición. Fue torturado, penitenciado con el Sambenito, y supuestamente fue liberado como buen católico. Pero no. Otra vez comenzó a predicar el judaísmo en secreto. En 1596 Luis de Carbajal fue quemado vivo junto a su madre y a sus cinco hermanas en uno de los Autos de Fe más sangrientos en México.

-¿Y el virrey, su tío, dio el aval?

-No, no podía tener injerencia, y después él fue arrestado también por la Inquisición, porque si un pariente tuyo era arrestado, de inmediato tú también caías bajo la sospecha de judaizante.

En la Argentina también tenemos una historia bastante farandulera. Muy buenos historiadores argentinos como Félix Luna y Boleslaw Lewin, y un muy brillante historiador israelí, Jaim Beinhardt, han documentado la historia de los cripto judíos, tanto en el Nuevo Mundo como en España.

Los judíos comenzaron a pasar al Río de la Plata, a pesar de las prohibiciones, a fines del siglo XVI.

De más está decir que las distancias entre el Alto Perú y el Río de la Plata son inmensas. Muchos sefardíes, en particular del clan Maldonado y del clan Castro -dicho sea de paso, nuestro amigo Fidel, lo quiera o no, es de ascendencia sefardí pura, yo por algo siempre decía que se parece al Rebe de Lubavitch, aunque éste fuera ashkenazí...-, se trasladaron a la región del Río de la Plata. Porque aunque la Inquisición te persiguiera, ¿por dónde te podrían encontrar? La Pampa es muy grande. O bien podías cruzar los Andes, esconderte en medio de las montañas o lo que sea. Muchos cripto judíos se compenetraron con la sociedad calchaquí, los indígenas del norte argentino, y se unieron con ellos en sus luchas contra los conquistadores. De ahí salen también muchas historias absurdas sobre el supuesto origen judío de los calchaquíes. Esto no es cierto en absoluto, pero sencillamente hubo un pacto entre ellos porque el enemigo era el mismo.

Pero volvamos al clan Maldonado Da Silva, porque para los argentinos que leyeron el libro de Marcos Aguinis va a ser conocido. Un clan muy grande, de hecho una de las familias sefardíes más renombradas, la familia Da Silva -cualquier persona en Sudamérica con este apellido es de origen sefardí- cruzó a la zona del Río de la Plata, en general desde Portugal. En efecto, si tú lees la literatura de la Iglesia argentina en el SXVII, cuando ya habían entrado sigilosamente muchos judíos desde Portugal al Río de la Plata, se lee que era imprescindible establecer un tribunal de la Inquisición en Lima para evitar la "influencia perniciosa de los portugueses". En este contexto, la palabra "portugués" casi era sinónimo de judío.

Diego Maldonado Da Silva nació en Portugal. Emigró al norte de la futura Argentina, a Ibatín, como decían los calchaquíes, que no es otra cosa que Tucumán. Su madre no era judía. Eso significa que los ortodoxos hoy en día no lo aceptarían como judío. Lo aceptan como mártir: no tienen ningún problema en aceptar a un judío muerto, el problema son los judíos vivos.

No sabemos si su papá lo educó como judío o no. Sí nos consta que él sabía de su estirpe judía, y volvió al judaísmo en secreto, y comenzó a "judaizar", a predicar en secreto el judaísmo. Lo agarraron y pasó más de ocho años en la cárcel en Lima. La Inquisición luchó denodadamente por convertirlo. La verdad es que la cantidad de energía que gastaron con él fue impresionante. Pero él una y otra vez refutaba sus argumentos. La Inquisición lo quería soltar, porque para ella habría sido un gran triunfo presentarlo como un convertido sinceramente. No lo lograron, y al final, en 1639, fue quemado vivo en un auto de fe en Lima.

-¿Cómo nos enteramos nosotros de todo esto? ¿La Inquisición únicamente registró todo o hubo otras fuentes?

-No, esto no fue escrito por cripto judíos, la Inquisición preservó todos los archivos, principalmente en cuatro lugares: los archivos de la Inquisición en Sevilla, en Lima, México, y en Cartagena, Colombia. Es como si me preguntaras cómo sabemos cuántos judíos y gitanos murieron en el Holocausto. Los mismos nazis registraron todo con lujo de detalles.

Ahora, dicho esto también quiero hacer una diferenciación. La Inquisición fue una atrocidad total. Es distinta del nazismo en un aspecto principal. Existía una seducción con la Inquisición porque tú te podías salvar sacrificando tu identidad. En el nazismo no importaba si eras judío o cristiano: si tenías un antecedente judío te morías. Con la Inquisición era otra cosa, incluso en el plano psicológico. Maldonado Da Silva se habría podido salvar si hubiera querido. Es decir que con la Inquisición se da algo sumamente perverso: "Véndete y te salvarás". ¿Hubo judíos que se vendieron? Sí, muchos. ¿Hubo inquisidores de origen judío? Sí, incluido el inquisidor personal de la reina Isabel, Tomás de Torquemada, un hecho triste.

Existe una palabra en el español de las Américas de la época inquisitorial que viene del antiguo hebreo: "malsinar", que viene del hebreo "lehalshín", delatar. Dentro de las comunidades secretas sefardíes, existían "malsines", judíos que se habían convertido y que querían mostrarse más católicos que sus correligionarios para no quedar ellos bajo sospecha. ¿Qué hacían? Esto suena muy contemporáneo: entregaban libretas de direcciones a la Inquisición. Si figuraba tu nombre en la libreta de alguien que hubiera sido acusado, te llevaban a ti también.

Llegados al siglo XVIII casi no quedan judíos en Sudamérica. Las comunidades que quedan son tan pequeñas que casi no queda a quién perseguir. Por eso en Sudamérica la Inquisición pasó a ser símbolo de la tortura y la persecución política.

Por ejemplo, si tú querías deshacerte de tu vecino, y quedar bien con las autoridades, diles a los de la Inquisición que lo viste encendiendo velas un viernes de noche, o -otra acusación que te llevaba directamente a los calabozos de la Inquisición- que viste a tu vecino bañándose el viernes, o vistiéndose de blanco y con ropa limpia, también un viernes.

-Quizás, luego de liquidar a las comunidades judías secretas, les habrá tocado el turno a los indígenas. ¿O la Inquisición no los tocó?

-Sí, los indígenas también cayeron víctimas, porque tenían el mismo vicio que los judíos: convertirse de la boca para afuera, y por dentro seguir aferrados a su fe. También fueron quemados, en contra nuevamente de las posturas extrañas de Ben Ami, que dice que la Inquisición no tocó al indígena: ¡patrañas!

Al terminar el SXVIII ya no quedaban prácticamente judíos, así que la Inquisición quemaba a protestantes, a enemigos políticos del régimen, a librepensadores, y a masones, que abogaban por la libertad de culto.

Así que cuando llegamos a los albores de la independencia sudamericana, descubrimos que los patriotas sudamericanos que abolieron la Inquisición, San Martín en el Alto Perú y en el Río de la Plata en 1813, Simón Bolívar en Cartagena en 1819, eran dos masones. En México la Inquisición terminó en 1820 por la presión de católicos anti-inquisitoriales. Nunca debemos decir que todos los católicos apoyaron a la Inquisición, hubo quienes salieron a combatirla, y hubo quienes estaban enganchados con el poder, y que se beneficiaron con él.

La Inquisición es un ejemplo supremo de lo que ocurre cuando se unen religión y estado. Tendríamos que aprender algo de eso en Israel, parece que aún no hemos aprendido la lección. Cuando la religión y el estado se unen, como se unieron en Sudamérica durante la época de la colonia, lo que tenías era absolutismo.

Les voy a contar una anécdota para terminar. Algunos de mis lectores seguramente habrán pasado por el cementerio católico de La Recoleta en Buenos Aires. Si entran por allí van a hallar la tumba de un tal Basualdo, que era de una familia cripto judía. Y allí, en el lugar más católico de la Argentina, van a ver una inmensa menorá, nuestro candelabro de siete brazos, que conmemora el pasado de una familia judía que durante toda la época de la Inquisición tuvo que ocultarse.

Terminamos con San Martín, como terminó con él también Aguinis en "La gesta del marrano". El prócer máximo de la Argentina destrozó la sede de la Inquisición en Lima en 1822. Allí definitivamente y para siempre, terminó la Inquisición en Sudamérica.

Bibliografía

Tomado de Hagshama E-zine