Las clases de Sharona
Por: Sharonah Fredericko
Marcelo Kisilevski
Nuestra Biblia tiene algo para decir acerca de todos los temas, y parece cubrir todos los gustos y tendencias. Es lo que ocurre con un tema que apasiona al hombre desde que tiene conciencia de tal, la brujería, o magia negra, esa posibilidad de manipular las fuerzas de la naturaleza y demás fuerzas ocultas para nuestro propio beneficio. Atención, brujos y escépticos, la lección va a comenzar...
-Sharona, tengo un problema que no sé cómo resolverlo, incluso estaba por ir a que me lean la borra del café para dilucidarlo. ¿Cómo puede ser que en Israel, donde está tan desarrollado el judaísmo en sus máximas expresiones, tanta gente religiosa como laica vaya masivamente a astrólogos, lectores de la borra del café, de la palma de la mano, por no hablar de manosantas, curadores milagrosos y brujos en todos sus tipos?
-Primero y principal, Marcelo, tenemos que desprendernos de la idea de que el judaísmo ha sido siempre una fe racional. Yo personalmente opto por la línea racionalista, pero reconozco que el racionalismo judío es un desarrollo posterior, con el Rambam (Maimónides), que me encanta. Rambam es el hombre que llamó a la brujería "estupidez", sin tapujos.
Pero vamos a empezar desde mucho antes del Rambam. Si comenzamos por ejemplo con el libro de Exodo, nos encontramos con un episodio bastante confuso, así como interesante, pues nos muestra la realidad de la época. Fue hace 3.200 años, de acuerdo con lo escrito en la Torá -uso ahora la Torá como libro de historia-, Moisés tuvo un encuentro con los magos del Faraón. En este encuentro, nuestro profeta Moisés vence la magia de los siervos del Faraón. ¿Cómo? Cada uno de éstos viene con un cayado de pastor y lo colocan en el suelo y, de acuerdo con el relato bíblico, los bastones se convierten en serpientes. Piensan así espantar a Moisés, pero Moisés arroja entonces su cayado al suelo, y de acuerdo con el relato éste se convierte en una culebra aun más maciza, la cual se traga a las de los magos egipcios. Luego Moisés la vuelve a tomar y se convierte nuevamente en cayado de pastor.
-Es decir que Moisés vence a los magos en su propio terreno...
-Sí, a través de su conexión con el Todopoderoso. Es decir que si leemos la Biblia con los ojos de aquella época y no con los de las interpretaciones posteriores del Rambam, que me parecen magníficas, pero el Rambam es España de la Edad Media y no el antiguo Egipto, entonces lo que yo leo es que el judío reconocía a la brujería como fenómeno existente, pero al mismo tiempo a Dios como más poderoso aun. No hay en este episodio, en lo más mínimo, una negación de los actos de los brujos como algo falso. Estos son tan verídicos como la respuesta de Moisés. Los cayados de los magos sí se convirtieron en serpiente de acuerdo con el relato
-¿Se puede decir que la frase: "no creo en los brujos pero que los hay, los hay" es una frase judía?
-No sé si es una frase judía, pero definitivamente, si vemos la realidad histórica del pueblo, especialmente en su época de esclavitud en Egipto, resulta bastante lógico que por influencia de las culturas circundantes el hebreo aceptara la magia negra.
Pero vamos a definir a qué me refiero con eso de magia negra, porque ya veo a mis lectores echándoseme encima con que hablo de Cábala. Y no estoy hablando de Cábala. Aquí no se trata de misticismo, no es el intento de ver más allá, un intento espiritual de trascender la realidad. Se trata en cambio de un intento de manipular las fuerzas de la naturaleza para nuestro beneficio. Es la etapa animista de la psicología evolutiva, en que el niño cree que tiene poder sobre la naturaleza.
El místico, en cambio, no es brujo, ni cree tener poderes sobre la naturaleza. El sí cree que mental y espiritualmente él puede llegar quizás a un punto de trascender la realidad. No controlarla: el místico no quiere convertirte en sapo, ni tampoco cree poder hacerlo. El mago está empeñado en hallar la receta para convertirte en sapo, y cree que si pudiera fusionar las fuerzas indicadas de la naturaleza para hacerlo, tú serías sapo.
-...
-Caramba, Marcelo, no te pongas verde. Quiero que entiendas: si leemos los midrashim, en las leyendas posteriores sobre Moisés y los magos, leemos algo muy interesante en el capítulo de Exodo-Raba, nos encontramos con lo siguiente: el midrash se pregunta, ¿por qué el Faraón decidió matar a cada niño nacido en aquel año, el año del nacimiento de Moisés, incluyendo a los egipcios. Porque es extraño, pero de acuerdo con la Torá, el Faraón mandó matar a todos los niños, no sólo a los hebreos. Los sabios traen una respuesta interesante, que también refleja su actitud ante la magia: dicen que el Faraón consultó a sus astrólogos y éstos le contaron que en aquel año nacería el "redentor" de los esclavos, y que no le especificaron si éste iba a ser israelita o egipcio. El Faraón quiso cuidarse y mató a todos los niños nacidos en aquel año, incluidos los egipcios. Esto nos habla a las claras de la actitud del Faraón hacia la magia, pero es sabido que todos los faraones tenían sus astrólogos. Pero también habla de la actitud de nuestros sabios que aquí están aceptando que los astrólogos sabían lo que iba a pasar: de hecho, en aquel año sí nació el redentor, Moisés. Por lo tanto, también en la época de los midrashim, hace dos mil años, había una actitud ambivalente respecto de la magia.
Dicho esto, hay que señalar que el propio Moisés, tanto en Shemot (Exodo), como en Bamidvar (Números), prohibe la brujería. Esto es muy interesante: él prohibe todo lo que se relaciona con la magia negra, lo que en hebreo se conoce como "Ov", y que se escribe con las letras "alef", "vav" y "bet". "Ov" es una palabra que en el hebreo moderno casi no existe. Los etimólogos se rompen la cabeza para descifrar qué significa. Hay algunos que dicen que significa magia negra, vudú, brujas, escobas y toda esa onda, y hay quienes dicen que no, que se refiere solamente a ciertos poderes trascendentales. Todos coinciden en que la palabra hace referencia a algo sobrenatural. Y Moisés lo prohibe.
Es decir, yo creo que Moisés mismo, después de haber sido criado en Egipto, acabó por sentir bastante asco por las prácticas egipcias. Esto no significa que el pueblo no atribuyera verdad a todas estas prácticas, pues el pueblo no estaba al nivel intelectual de Moisés, lo cual se ve claramente en el episodio del becerro de oro: Moisés baja de la montaña para entregar Tablas de la Ley, y el pueblo está retozando con un becerro de oro. La idolatría, el animismo y la magia negra están íntimamente conectados, y el hecho de que un Moisés no creyera en ello, no significa que el pueblo no lo considerara cierto.
-Sharona, ¿qué hay con respecto a los sueños de José? El hecho de que sueños puedan profetizar hechos, ¿no es también una forma de brujería?
-No, eso se considera profecía, y no está relacionado con ningún poder de manipular el futuro o cualquier fuerza de la naturaleza. Es más bien un poder extraordinario de percepción. Pero el profeta, el que ve la verdad en sueños, llámese José, o Nostradamus, no está determinando o cambiando el futuro. Muchas veces percibe cosas que le causan a él mismo mucho dolor. En Grecia, por ejemplo, la profetiza Casandra veía la futura destrucción de su civilización, tal como nos lo cuenta Homero. Casandra sencillamente enloqueció, es decir que no se trata de un don muy feliz que digamos, pero no es ser mago no lee el futuro, sino que cree que lo puede reformar. El profeta está completamente impotente ante lo que ve, que es precisamente el horror de la profecía.
-¿Y que me puedes contar del espiritismo en el relato bíblico? Se acepta también toda la cosa de comunicación con los muertos?
-Sí, y justamente el espiritismo constituye lo más notorio de la presencia de la brujería en la Biblia. Tengamos en cuenta, ante todo, que ya estamos después de la época de la Torá. La Biblia en hebreo se llama Tanaj, que es una sigla compuesta por tres letras, la primera de ellas se refiere a Torá, el Pentateuco, la segunda a Neviim, Profetas, y la tercera a Ketuvim, Escritos Posteriores. Es en la segunda parte, muy posterior a la Torá, en la de los Profetas, encontramos con Samuel, uno de los profetas más importantes. Estamos en Samuel I, capítulo 28. Y lo doy no para impresionar a nuestros lectores, sino para que puedan remitirse a la Biblia, que es de hecho nuestra meta, que vayan a las fuentes.
En este capítulo leemos algo fascinante. Un psicólogo estaría de fiesta. El rey Saúl es un personaje trágico. Está también loco, está persiguiendo a David porque cree que le va a arrebatar el reino, cosa que finalmente ocurre. David, como sabemos, es el mejor amigo del hijo de Saúl, Ionatán. Saúl está empeñado en destrozar esta amistad y matar a David. El rey ha llegado al fondo, no le queda más soga y va a caer. Está al borde de la muerte y lo sabe. Tiene que enfrentarse al día siguiente con los filisteos.
El retrato que hace la Biblia de Saúl es la de un hombre absolutamente destruido, al borde del derrumbe nervioso, un retrato que hasta al más ateo conmueve hasta los tuétanos. En el mismo capítulo 28, Saúl es el rey que prohibe la práctica de la brujería, echando de la Tierra de Israel a todos los videntes y brujos. En el mismo capítulo, decide violar su propia ley y acudir a una mujer que en hebreo se llama "baalat ov" que, cuidado con la acepción, puede significar "dueña de poderes trascendentales" o sencillamente "bruja", depende de cómo lo quieras traducir. Una mujer que ya no tenía el derecho de practicar su oficio.
Es un momento muy fuerte, en el que Saúl manda llamar a la bruja de Ein Dor. Hoy en día Ein Dor es un pequeño pueblo en la planicie israelí, pero les voy a dar un dato muy gracioso para nuestros lectores. Seguramente todos habrán visto una serie televisiva yanqui y fatídica, "Hechizada" ("Bewitched"), con Elizabeth Montgomery, que hace sus trucos moviendo espásticamente su boca. ¿Cómo se llamaba su madre? Nada menos que Endora. Su nombre viene precisamente... de Ein Dor. Interesante: hasta los guionistas yanquis, de vez en cuando, leen la Biblia.
Entonces, Saúl va a ver a la bruja, pero va avergonzado, y el relato bíblico nos cuenta que va disfrazado para que la bruja no lo reconozca. Es decir que la Biblia deja claro que Saúl sabe que está violando la ley. El monarca entra a la morada de la bruja de Ein Dor, y pide que ella resucite al profeta muerto, Samuel. Ella le dice que no puede porque si el rey Saúl se entera la podría degollar. El entonces se descubre y le promete que no le va a pasar nada, y que quiere que le suscite al difunto profeta Samuel. La reacción de la mujer, de acuerdo con la Biblia, es fascinante: entra en histeria, grita y llora, le dice: "¿Por qué me engañaste?" Es un momento muy dramático, pues de pronto tiene delante de ella al mismo rey que le prohibió hacer todo eso, y eso la coloca en un dilema. Pero él es rey y ella es su sierva...
Aquí la Biblia entra en un momento ambivalente. Según el relato, Saúl se prosterna en la tierra y no mira, y le pregunta a la bruja qué es lo que ve. Saúl no ve nada, Marcelo, ella le describe a Samuel. Este es un punto ambivalente. El no vio nada y puede que ella tampoco. Muchos intérpretes de la Biblia van a cargar las tintas sobre este punto para insistir en que la Biblia en realidad no cree en brujas.
¿Qué le dice la bruja mientras él está prosternado y no ve nada? Le dice que ve la figura de un hombre viejo, envuelto en una mortaja, subiendo de las entrañas de la tierra. Es interesante, porque también nos da una pauta de las creencias de los judíos de la época sobre la vida de ultratumba. Y Saúl le pide que le traduzca lo que Samuel le dice. Y Samuel, de acuerdo con lo que le dice la bruja, avisa a Saúl que él va a morir al día siguiente porque desobedeció la palabra de Dios, porque el rey, en una de las batallas contra los amalequitas no mató al rey ni a los animales, como Dios había ordenado. Luego la bruja describe a Saúl de qué modo Samuel vuelve a las entrañas de la tierra. Y Saúl todavía no ha visto nada. Saúl se levanta y se cae en tierra; la bruja le tiene lástima y le pregunta si quiere algo para comer. Es un momento hasta de ternura: él es su rey, pero es un hombre destrozado. Le da de comer pan y carne. ¿Y qué pasa con Saúl? Se muere al día siguiente en la batalla contra los filisteos.
-Pero entonces, ¿qué debemos creer?
-Nuevamente, depende de qué línea tomes. Si tomas la del Rambam, y más tarde la de Spinoza, la supuesta bruja estaba jugando con los miedos de Saúl, porque como cualquier buen vidente entendía perfectamente los horrores de su cliente y le describía algo que ella misma no veía. Ahora, si tú crees en la brujería ¿qué vas a creer? Que Samuel realmente subió de las entrañas de la tierra y que ella describía lo que estaba viendo.
-Está bien, pero aquí la referencia es al espiritismo: no resucitamiento sino comunicación con un muerto, sin devolverlo a la vida. Pero en algún momento, ya fuera de la Biblia, va a haber un acto de dar vida a un objeto inerte. Me estoy refiriendo al Golem.
-Ah, no, espera, porque ahí estás hablando de una leyenda, e incluso de una tenida por leyenda loca. Es importante que lo menciones para que la gente sepa también distinguir...
-Sí, pero una leyenda que es aceptada y que habla de magia negra. Los gente admira al que hizo semejante proeza...
-Sí, pero es pura leyenda, y la mayoría del judaísmo nunca aceptó como hecho, y a la Biblia sí. Lo de la Biblia es mucho más grave, porque queda este gusto a ambivalencia. Es cierto que después de la época de la Biblia la brujería queda absolutamente prohibida. Pero hoy en día viajas a Beit Alpha, y en las ruinas de su sinagoga encuentras un enorme mosaico con... ¡los doce signos del zodíaco! Los judíos, que siempre fuimos expertos en escabullirnos de las mismas leyes que legislamos, decíamos que no, que no era el zodíaco, sino las doce tribus. Ahora, entre tú y yo, el simbolismo era absolutamente claro.
La astrología se introduce como una forma de manipular no el futuro, sino las vidas de la gente. Si bien aquí no quiero negar ni apoyar teorías astrológicas, sí creo que es un error vivir tu vida de acuerdo con lo que te diga un astrólogo. Porque creo que la voluntad de uno es más fuerte que cualquier otra cosa.
Dicho esto, han habido un montón de escritos judaicos sobre astrología, y sobre las características de los signos. Pero que aquí no haya ninguna confusión: el que lo acepta como algo real, debe saber que se está metiendo en algo pagano, babilónico, pues los judíos no inventaron estos signos. Los signos del zodíaco fueron inventados por los caldeos, que eran los magos de Babilonia, un pueblo que practicaba la magia y que era muy famoso como pueblo de brujos. Y de hecho, doy aquí una nota interesante: nuestro patriarca Abraham ¿de qué ciudad era?
-De Ur de Caldea...
-O sea que era un caldeo. Es decir, había una influencia inevitable. Por eso se dio siempre en el judaísmo una ambivalencia con respecto a la astrología, que oficialmente estaba prohibida, pero ¡ups!, de repente aparece en tan numerosos mosaicos de tantas sinagogas muy significativas como la de Beit Alpha. O como la del siglo 17 en Jodorov, Polonia.
-¿Qué decía el Rambam de todo esto?
-Los médicos judíos de la Edad Media tenían asco por los brujos, porque los veían como manipuladores del dolor del enfermo. Rambam, por ejemplo, que era biólogo, denostaba sin tapujos a los que vendían amuletos. Porque él decía que el que los vendía sabía que estaba vendiendo un buzón, un objeto falso e idólatra. Y cuando el Rambam quiere insultar a alguien lo llama idólatra y listo, lo deja afuera. Y agregaba que lo que necesita el enfermo es tratamiento médico. Para el Rambam, entonces, el brujo caía en el peor de los pecados, que era la herejía. Por supuesto, desde el punto de vista humano, el Rambam veía en el brujo a un estafador del enfermo.
Ojo, el Rambam no negaba la existencia del alma, ni la conexión que había entre el cuerpo y el alma. Decía que un tratamiento médico eficaz debía integrar las dos dimensiones. Por ejemplo, afirmaba que un tratamiento eficaz del asma abarcaba el descanso y la música, la paz espiritual y: un cambio de dieta. Pero él hablaba en contra de los intentos de manipulación de los poderes de la naturaleza y del espíritu, que era la brujería. No podía aceptar que algún charlatán viniera y te vendiera un amuleto y te convenciera que si besabas el amuleto el asma desaparecería automáticamente. Eso para el Rambam era una manipulación inexcusable del dolor y de la vulnerabilidad del enfermo.
En eso vemos algo bastante moderno. Es como cuando se te acerca la gente de las sectas, y hallan respuesta en ti cuando estás muy vulnerable. Por eso hay que hacer una diferenciación muy fuerte entre las artes espirituales y la magia negra.
-¿Qué nos dice eso, entonces, respecto de nuestra primera pregunta, sobre hoy en día en Israel?
-Sí, me preguntabas cómo es posible que en un país desarrollado -si se lo puede llamar así- existe la brujería. Y por qué tantos israelíes, hasta los más laicos se vuelcan hacia ello. Tanto Bibi Netaniahu antes como Ehud Barak ahora, suelen aconsejarse con el rabino Kaduri, que aboga por el poder mágico de los amuletos. Así que, que mis aficionados a la izquierda no se sientan mejor o más "ilustrados": la izquierda no es menos animista. De hecho, la mayoría de la gente de la "New Age" es gente de la izquierda. Entonces, ¿por qué es que precisamente en Israel hay tanta gente laica, y también tantos ortodoxos, que se asesoran con brujos? E Israel, en efecto, es uno de los países que más libros de astrología consume.
-¿Y bien, cómo lo explicas?
-Por el hecho de que la ambivalencia del judaísmo frente a la brujería jamás fue resuelta. En lugar de tener una línea uniforme, lo que tenías era una división profunda entre racionalistas creyentes y místicos creyentes. Porque a pesar que muchos místicos verdaderos se oponían a la brujería, tal como lo veíamos antes, muchos estudiosos del misticismo, como el rabino Maharal de Praga en el siglo 16-y ahí volvemos a tu Golem- creían que a través de la comprensión del universo lo podrían controlar. Eso era de hecho una perversión total del misticismo.
Por eso podemos hablar hoy en día de un deterioro de la Cábala, que bajó del nivel espiritual y cayó en un nivel de brujería.