[1] Las mujeres, los esclavos y los niños están exentos del estudio de Torá, no obstante el padre tiene la responsabilidad de enseñar Torá a su hijo pequeño, así se declara: "Han de enseñarlas a sus hijos(*) para que hablen sobre ellas..." (Debarim 11:19). La mujer no está obligada a enseñar Torá a sus hijos, ya que aquel que debe estudiar es responsable también de enseñar.
(*) Del término "hijos" se deduce que las mujeres están exentas y debido a esta exención tampoco tienen obligación de enseñar.
[2] Del mismo modo que una persona está obligada a enseñar Torá a su hijo, así también es responsable de enseñar Torá a los hijos de sus hijos, como se declara: "Has de informarlo a tus hijos y a los hijos de tus hijos..." (Ibíd. 4:9).
Esto no sólo se aplica al hijo y al nieto, sino que es una obligación sobre cualquier sabio en Israel enseñar Torá a discípulos aunque estos no sean sus hijos, como se declara: "Has de repetirlo a tus hijos..." (Ibíd. 6:7).
Sobre lo cual hemos aprendido por tradición oral (*) que la expresión "tus hijos", se refiere a "tus discípulos" (cf. Sifrí, sección VaEtjanán); ya que los discípulos se denominan "hijos", como se declara: "Salieron los hijos de los profetas..." (Melajim A 2:3)
Si es así ¿Por qué entonces hay un mandamiento especial referente a los hijos y los nietos? Para informarnos un orden de preferencia: el hijo precede al nieto, el nieto precede al hijo del prójimo. Además aprendemos de esto, es una obligación del padre contratar un maestro que enseñe Torá a su hijo, pero no está obligado a enseñarle al hijo del prójimo sino gratuitamente. (**)
(*) Tradición oral, (shmua) es un término técnico utilizado por Rambam que describe una ley (halaja) que ha sido recibida por tradición oral y que además tiene un apoyo en la Escritura. (cf. Hiljot Yesodey HaTorá 5:4)
(**) Es decir en dos normas se diferencia la responsabilidad con respecto a sus hijo y nieto de la mismo con respecto al hijo del prójimo 1) orden de preferencia, 2) pago por la enseñanza; es decir, enseñar Torá al hijo del prójimo es una obligación sólo física y no monetaria, por lo tanto si él personalmente no puede enseñarle, no está obligado a contratar un maestro; obligación que sí tiene para con su hijo y nieto.
[3] Una persona que su padre no le enseñó Torá, debe preocuparse de educarse a si mismo desde que madure en entendimiento, así se declara: "Han de estudiarlos y de guardarlos para cumplirlos..." (Debarim 5:1) Dentro de este mismo concepto, siempre se declara que el estudio precede al acto - ya que el estudio conlleva al acto, en cambio el acto no conlleva al estudio. (*)
(*) Rambam enseña que le estudio precede al acto del versículo citado, "han de estudiarlo" y luego "guardarlos [los mandamientos] para cumplirlos". Por lo tanto nadie puede alegar, después de haber crecido y estar ahora obligado a "cumplir" los mandamientos, que se ocupará sólo de cumplir y no de estudiar; sino que debe estudiar para saber como cumplir. (Markébet HaMishné, en nombre de R. Jayim Vital)
[4] Si una persona quería estudiar Torá y también su hijo debe estudiar Torá - él precede a su hijo (uno de ambos debe procurar el sustento. N. del T.). Pero si su hijo es inteligente y tiene éxito en entender lo que estudie más que él - su hijo precede. No obstante, aunque su hijo precede, no debe anular su propio estudio; ya que del mismo modo que es una responsabilidad enseñar Torá al hijo, también lo es educarse a si mismo.
[5] Una persona debe estudiar Torá (*) y sólo después casarse, ya que si se casa primero no tendrá la mente suficientemente despejada para el estudio. Pero si sus impulsos son más fuertes que él, e inevitablemente no se podrá concentrar - debe casarse y después estudiar Torá.
(*) Incluso que tenga más de dieciocho años; Markébet HaMishné en nombre de R. Jayim Vital.
[6] ¿Desde cuándo el padre está obligado a enseñar Torá a su hijo? Desde que éste comienza a hablar, entonces se le enseña: "Torá nos ha mandado Moshé" y el primer versículo del "Escucha Israel". Después le enseñará poco a poco, versículo tras versículo hasta que tenga seis o siete años (*) - dependiendo de las capacidades del niño - entonces lo ha de llevar donde el maestro.
(*) Un niño sano a los seis años, los más débiles a los siete (cf. Babá Batrá 21a). Aquello que estudiamos en Abot 5:21: "a los cinco años comienza el niño a estudiar la Escritura..." se refiere a lo que el padre le enseña en casa.
[7] Si es costumbre en un lugar contratar a pago un maestro de niños - es obligación pagarle, y él debe enseñarle con un sueldo hasta que haya leído toda la Torá escrita (*). Si en un lugar es costumbre enseñar Torá escrita cobrando sueldo, está permitido hacerlo; no obstante Torá oral está prohibido enseñar por pago, así se declara: "¡Vean! Les he enseñado decretos y normas así como me las encomendó HaShem..." (Debarim 4:5)
Así como yo [Moshé] les enseñé gratuitamente, así también ustedes han estudiado gratuitamente de mi; por lo tanto, cuando enseñen a las generaciones - han de enseñar gratuitamente como han aprendido de mi. En el caso que no encuentre a alguien que le enseñe gratuitamente - debe estudiar pagando, como se declara: "La verdad has de comprar..." (Mishley 23:23). Es posible por ende, de lo anterior, que él quiera enseñar con la condición de recibir pago, sobre eso se ha declarado: "Y no has de venderla..." (Ibíd.). De aquí se desprende que está prohibido enseñar recibiendo pago a pesar que su maestro le enseñó por un sueldo.
(*) Incluidos los libros de los Profetas [Nebiim]y Hagiógrafos [Ketubim].
[8] Todo varón de Israel está obligado a estudiar Torá, ya sea pobre o ya sea rico, ya sea sano físicamente o ya sea que sufra de dolores, ya sea joven o ya sea una persona muy anciana que sus fuerzas se han debilitado. Incluso que sea un pobre que se mantiene de la beneficencia y recolecta limosnas, incluso que tenga esposa y muchos hijos - está obligado a fijar tiempos en los cuales pueda dedicarse al estudio de Torá tanto de noche como de día, así se declara: "Pensarás en ello [en la Torá] de día y de noche..." (Yehoshua 1:8)
[9] Los grandes sabios de Israel se dedicaron a labores varias: algunos fueron leñadores (*), otros fueron aguateros (cf. Ktubot 105a, como Rab Huná), e incluso hubo de entre ellos que fueron ciegos (cf. Pesajim 116b, como Rab Yosef y Rab Shéshet); y a pesar de todo estudiaron Torá de día y de noche, siendo considerados entre aquellos que transmitieron la tradición oral, un sabio de otro, desde Moshé nuestro maestro.
(*) Késef Mishné acota ad loc."por ejemplo Hilel" y trae como fuente de su acotación la Guemará en Yomá 35 [No obstante la Guemará allí no menciona que Hilel haya sido leñador]. Incluso el propio Rambam en su comentario a la Mishná (Abot 4:5) declara que Hilel era leñador, aunque no menciona la fuente de su información. Cf. Abot DeRabí Natán (cap. 6), donde se relata que Rabí Akiba comercializaba con leños.
[10] ¿Hasta cuándo es una obligación estudiar Torá? Hasta el día de la muerte, así se declara: "Para que no se aparten de tu corazón todos los días de tu vida..." (Debarim 4:9). Siendo una realidad que todo tiempo que la persona no se dedica al estudio de Torá, ha de olvidarla.
[11] Es una obligación dividir el tiempo de estudio: un tercio se debe dedicar al estudio de la Torá escrita, un tercio a la Torá oral, y un tercio debe tratar de entender las conclusiones desde sus premisas, deducir un concepto de otro y analogizar un concepto con otro; además debe comprender la metodología de las reglas de hermenéutica a través de las cuales se estudia la Torá [13 Midot de Rabí Ishmael y 32 Midot de Rabí Yosy HaGlilí. N. del T.], de manera tal que llegue a saber como se aplican estas reglas y como se deducen lo prohibido y lo permitido. Del mismo modo todos los temas ad hoc, los cuales se recibieron por tradición oral - esta última división del tiempo de estudio se conoce como: Guemará.
[12] ¿Cómo se lleva la división del tiempo a la práctica? Si se trata de un profesional o artesano y se ocupa de su trabajo tres horas al día y Torá estudiará nueve, estas nueve horas de estudio las dividirá de manera tal que tres de ellas dedicará a Torá escrita, las otras tres a Torá oral y las últimas tres dedicará a comprender con su raciocinio tratando de entender un tema dentro de otro. Los relatos tradicionales [Profetas y Hagiógrafos] se incluyen dentro de la Torá escrita, mientras que sus explicaciones forman parte de la Torá oral. Los temas denominados "pardés" (*) se comprenden dentro del estudio de Guemará. ¿En qué circunstancias nos referimos que se ha de dividir el tiempo en tres? Cuando la persona comienza a estudiar, no obstante cuando crezca en conocimiento de Torá y no necesite estudiar Torá escrita ni ocuparse constantemente de la Torá oral, sino que solo en momentos fijos leerá Torá escrita y repasará la Torá oral (Mishná, Toseftá, etc.), de modo que no olvide nada de las leyes contenidas en la Torá, entonces se dedicará toda su vida al estudio de la Guemará, según sus aptitudes y capacidad de concentración.
(*) Pardés, comprende la sabiduría divina y las diferentes disciplinas de la naturaleza.
[13] Una mujer que estudia Torá recibe recompensa por su esfuerzo, sin embargo no es como la recompensa de un varón que la estudia, ya que no le fue ordenado. Toda persona que hace algo que no está obligado a cumplir no recibe igual recompensa que aquel que realiza algo que está obligado a cumplir (*). A pesar que la mujer que estudia recibe recompensa, los sabios han ordenado que una persona no enseñe a su hija Torá, ya que la mayoría de las mujeres no poseen profundidad de pensamiento. Han dicho los sabios: "Todo el que enseña Torá a su hija es como si le hubiera enseñado banalidades" (Sotá 21b**). ¿A qué nos referimos? A la Torá oral, pero sobre la Torá escrita, a pesar que no es recomendable enseñarla, si le enseña no se considera que como algo banal. (***)
(*) La persona obligada a cumplir se preocupa y se tensa en tratar de realizar su obligación correctamente, no así una persona voluntaria, siendo la norma: "a causa del esfuerzo, viene la recompensa".
(**) Rambam concluyó que la ley se constituye según la opinión de R. Eliézer, no obstante la opinión de Ben Azay es que también el padre está obligado a enseñar Torá a su hija.
(***) La Guemará en Nedarim 35b enseña que a pesar de haber prometido no tener beneficio de nada perteneciente a un segundo, está permitido que enseñe Torá escrita ( mikra Ó&Mac247;¯) a los hijos e hijas de éste, se concluye por ende que quien enseña Torá escrita a sus hijas no se considera algo banal (cf. Shulján Aruj, Yoré Deá 246:6, vid. Hagá ad loc., HaGrá inciso 25)
[1] Es una obligación designar maestros de niños para cada estado, para cada provincia y para cada ciudad. Si en una ciudad no existe una escuela donde los niños estudien Torá, se aplica un anatema jerem[Á¯Ì]en contra de los habitantes del lugar hasta que designen maestros, si no lo realizan se aplica un anatema a toda la ciudad (*), ya que el mundo no se puede mantener sin el aliento de los niños que estudian Torá.
(*) El anatema consiste en no entrar dentro de esta ciudad, no tener relaciones comerciales u otras con sus habitantes, etc.
[2] Los niños comienzan a estudiar a los seis años o a los siete, cada niño según sus capacidades intelectuales y físicas; menos de seis años no es recomendable. (*) El maestro debe aplicar castigos severos (golpes) para que se mantenga la disciplina, no obstante no debe golpearlos como si fuera enemigo de ellos, o aplicar castigos crueles; por lo tanto, no puede golpearlos con látigos ni con bastones, sino con un cinto pequeño. El maestro enseñará todo el día y parte de la noche, para educarlos a estudiar de día y de noche. Está absolutamente prohibido interrumpir el estudio de los niños, salvo las vísperas de Shabat y de las fiestas, o después de mediodía y durante los días de fiesta. No obstante en Shabat no se estudian temas nuevos (es un esfuerzo para ellos, cf. Nedarim 37a. N. del T.), sino que se repasa lo estudiado incluso que sea el primer repaso. El estudio de los niños no se interrumpe ni siquiera para la construcción del Templo.
[3] Un maestro de niños que abandona a sus alumnos y sale, o que realiza otro tipo de trabajos con ellos, o que es negligente en la educación de los mismos, se considera dentro de la definición declarada por el versículo: Maldito el que hace del servicio divino un engaño... (Yirmeyahu 48:10) (*). Por lo tanto no es apropiado designar un maestro a no ser que sea temeroso de HaShem, rápido para leer y meticuloso en la lectura.
(*) Se relata que David preguntó a Yoab por qué mató en Edom sólo a los hombres y no las mujeres, Yoab le respondió que en la Torá (Debarim 25:19) está escrito que se debe borrar a los varones de Amalek (ÊÀÀÎÀ¯ zajar). David se sorprendió y le replicó que en la Torá está escrito que se debe borrar el recuerdo de Amalek zejer (ÊÕί ), tanto a hombres como a mujeres; Yoab quería matar a su maestro porque no fue meticuloso con él en el estudio, y por su culpa ocurrió un desastre, entonces dijo: Maldito el que hace del servicio divino un engaño...
[4] Una persona soltera no debe enseñar a niños (*), ya que las madres suelen venir donde sus hijos, del mismo modo una mujer no debe enseñar niños, ya que los padres suelen venir donde sus hijos.
(*) Esta regla aplica cuando el maestro abre una escuela en su domicilio particular, pero en una escuela pública donde se encuentran muchas personas está permitido.
[5] Un maestro debe encargarse de enseñar a veinticinco niños. Si hay más de esta cantidad, hasta cuarenta, se designará una persona que le ayude en el aprendizaje (*); si hay más de cuarenta niños, se designará a otro maestro.
(*) Este ayudante se denomina resh dujna ¯&Mac249; ÂÎ&Mac240; , es decir el que se encarga del banco en el que están sentados los niños; su función es, según Rashí (Babá Batrá 21a), escuchar junto con los niños y les hace repasar lo enseñado por el maestro.
[6] Se puede cambiar a un niño de un maestro a otro si resulta ser más rápido que el anterior tanto en el estudio de la Escritura como en su meticulosidad. ¿A qué nos referimos? Cuando ambos se encuentren en una sola ciudad y no había un río que interrumpiera entre ellos. no obstante, de una ciudad a otra, o que había un río que interrumpía entre ambos - no se cambia a un niño, salvo con la condición que haya una construcción fuerte sobre el río, un puente que no vaya a desplomarse con facilidad.
[7] Si una persona del barrio se propone como maestro, incluso que viva en el mismo condominio - sus vecinos no pueden protestar. Del mismo modo, un maestro cuyo amigo se propone como maestro y abre una escuela a su lado, para que acudan otros niños a estudiar, o para que acudan alumnos de uno donde el otro - no está permitido protestar, así se declara: HaShem desea, por su justicia, engrandecer la Torá y hacerla magnífica... (Yeshayahu 42:21)
[1] Con tres coronas fue coronado Israel: con la corona de la Torá, con la corona de la Kehuná y con la corona de la realeza. La corona de la Kehuná le fue conferida a Aharón, así se declara: Será para él y para su descendencia después de él un pacto de Kehuná eterna (BeMidbar 25:13). La corona de la realeza le fue conferida a David, así se declara: Su descendencia para siempre existirá y su trono estará frente a Mi como el sol (Tehilim 89:37). La corona de la Torá sin embargo está dispuesta a recaer sobre todo Israel, así se declara: Torá nos ordenó Moshé, herencia de la congregación de Yaakob (Debarim 37:4).
Es decir, todo el que quiera puede venir y tomarla. ¿Tal vez pensarás que las dos primeras coronas tienen preeminencia? Por eso se declara: Los reyes de han entronizado por mi causa y los gobernantes por mi legislaron, así los ministros han recibido poder por mi causa. (Mishley 8:15-16) (*) De aquí se entiende que la corona de la Torá es de mayor preeminencia que las otras dos.
(*) La Torá declara sobre si misma en este versículo: es más importante el que entroniza que el rey.
[2] Los sabios han declarado: Un bastardo que es un estudioso de la Torá tiene preferencia sobre un Kohén Gadol ignorante, así se estudia: Ella es más valiosa que las perlas... (Mishley 3:15). Entendiéndose que se refiere al Kohén Gadol, el cual tiene el mérito de ingresar dentro del lugar más santo del Templo. (*)
(*) El lugar más sagrado del Templo recibe varios apelativos en este versículo de Mishley se lo denomina lifnim, es decir lo interior. Según Or Sameaj ad loc. el Midrash dedujo su estudio de la forma en que está escrita la palabra perlas pniim (que significa lo interior), aunque la tradición nos enseña que se lee peninim (que significa perlas).
[3] No existe un mandamiento en toda la Torá que esté sopesado con respecto al estudio de la Torá (es decir que pueda ser comparable con éste. N. del T.), por el contrario el estudio de la Torá está sopesado (comparado) con respecto a todos los mandamientos, por la razón que el estudio conlleva a la acción; por lo tanto el estudio precede a la acción en todo lugar. (*)
(*) Cf. Kidushín 40b y Tos. s.v. &Mac250;ÏÓÂtalmud Si una persona pregunta si estudiar primero o dedicarse a la acción, se le responde que debe estudiar primero y luego actuar, ya que no existe un ignorante que sea piadoso; no obstante una persona que ya estudió su actuar es mayor que su estudiar.
[4] Si una persona tenía delante suyo la posibilidad de cumplir un mandamiento o de estudiar Torá, si el mandamiento en cuestión puede ser hecho por medio de otros - no debe interrumpir su estudio; si no - debe interrumpir su estudio y luego reanudarlo.
[5] El juicio particular a cada persona comienza por el cumplimiento del estudio, y luego continúa sobre el resto de sus conductas. Por lo tanto, los sabios han declarado: Es recomendable que la persona se ocupe de estudiar Torá, ya sea como un fin en si mismo lishmaÏ&Mac249;Ó o como un medio para otra finalidad (Ï Ï&Mac249;Ó),lo lishma; ya que si la estudia como medio tal vez llegue a estudiarla por si misma (Pesajim 50b) (*)
(*) Existen dos categoría de estudio de Torá como un medio y no como fin: (Ï Ï&Mac249;Ó)lo lishma uno se refiere a estudiar con miras a algún provecho personal, pago u honor sobre esta categoría se refiere la presente Halajá), en cambio hay quienes lo hacen para criticar negativamente o para discriminar a otros con su sabiduría, sobre éstos último los sabios declaran que hubiese sido mejor que no naciera (cf. Berajot 17a(
[6] Aquella persona que se siente llamada a cumplir este mandamiento de manera apropiada, de manera tal que es coronado con la tiara de la Torá, no debe distraerse en otro tipo de temas, ni intentar adquirir la Torá junto con la riqueza y el honor. La vida de Torá se define como: Pan con sal has de comer y agua a medida has de beber, sobre la tierra dormirás, una vida de penurias has de vivir - no obstante de la Torá te ocuparás (Pirkey Abot 6:4). Esta ocupación no está en tus manos acabarla, tampoco eres libre para desvincularte de ella (Ibíd. 2:16). Si aumentaste el estudio de Torá, tu recompensa será mayor - sin embargo, la recompensa se concede según el esfuerzo aplicado. (Ibíd. 5:23).
[7] Tal vez pretendas decir: cuando junto suficiente dinero me dedicaré a estudiar, cuando adquiera lo que necesito y pueda prescindir de mis negocios, entonces me dedicaré a estudiar - si así piensas jamás podrás ameritar la corona de la Torá. Por el contrario, se debe hacer de la Torá una ocupación fija y del trabajo una ocupación circunstancial, nunca debes decir: cuando me desocupe, estudiaré - tal vez no te desocupes nunca.
[8] En la Torá está escrito: No está en el cielo ni más allá del mar (Debarim 30:12-13). No está en el cielo indica que no es heredad de los presuntuosos ni de los que transitan por las alturas del mar. Así han declarado los sabios: No todo el que se enriquece con mercancías alcanzará la sabiduría (Abot 2:5). Por lo tanto ha sido ordenado: ¡¡Reduce tus negocios y ocúpate en estudiar Torá! (4:10)
[9] Las palabras de la Torá han sido comparadas con el agua, así se declara: ¡¡Que cada sediento vaya al agua! (Yeshayahu 55:1).Es decir, así como el agua no se estanca en una pendiente, sino que fluyen desde lo alto y se estanca en un llano, así la Torá no se encuentra entre los presuntuosos ni entre los orgullosos, sino entre los contritos y humildes. Entre aquellos que se cubren con el polvo de los pies de los sabios y eliminan los placeres y las vanidades de su corazón, aquellos que trabajan lo suficiente para mantenerse - si no tenían como alimentarse - y el resto de su tiempo lo dedican al estudio de Torá, de día y de noche.
[10] Toda persona que recibe sobre si mismo la obligación de estudiar Torá y no trabajar, sino que mantenerse de la beneficencia - alguien así se considera que profana el Nombre de HaShem, desacredita la Torá, apaga la luz de nuestra fe (*). Además se daña a si mismo y pierde de su vida en el mundo venidero - ya que está prohibido beneficiarse de la Torá en este mundo. Los sabios han declarado: Todo el que se beneficia de la Torá pierde de su vida en el mundo (Abot 4:5). No hagas de las palabras de Torá una corona para vanagloriarte ni una picota para horadar con ella. (Ibíd.). Valora el trabajo y reprueba el rabinato. (Ibíd. 1:10). Todo estudio de Torá que no se realiza junto a algún oficio, finalmente se anula y causa el pecado (Ibíd. 2:2). Una persona así terminará como asaltante de caminos. (Kidushín 29a)
(*) Rambam en su comentario a Abot 4:5, se refiere con dureza al mantener económicamente a estudiosos de Torá, así también al pago que reciben los rabinos y jueces que hacen de su sabiduría una profesión. Kesef Mishné aquí discute con Rambam y prueba con muchos argumentos que es obligación de Israel mantener económicamente a sus sabios para que se dediquen libremente al estudio de Torá, de lo contrario puede que se olvide, Dios no lo quiera, la Torá de Israel. La Halajá fue decidida en el Shulján Aruj (Yoré Deá 246, inciso 20 Hagá) y así acostumbra la nación, a apoyar económicamente a sus sabios para que no tengan que dedicarse a oficios, lo que traería que se despreciara la Torá a vista de todos.
[11] Es una gran virtud mantenerse con el propio trabajo, siendo la cualidad de los piadosos de las generaciones antiguas. A través de esto el hombre adquiere respeto y bienestar en este mundo y en el mundo venidero, así se declara: Cuando comas de la fatiga de tus manos, serás feliz y bienaventurado. (Tehilim 128:2). Serás feliz en este mundo, y bienaventurado en el mundo venidero, que todo él es buena ventura.
[12] Las palabras de Torá no se mantienen en aquel que es negligente con ellas, ni en aquellos que estudian rodeados de lujo, de comidas y bebidas - sino en aquel que se esfuerza hasta la muerte por ellas y es capaz de sufrir físicamente, aquel que no da letargo a sus ojos ni descanso a sus párpados. Los sabios declararon en forma alusiva: Esta es la Torá, el hombre que ha de morir en la tienda (BeMidbar 19:14)
Es decir la Torá no se mantiene sino en aquel que es capaz de esforzarse hasta la muerte dentro de las tiendas de la sabiduría. Así dijo el sabio Shlomó: Si has sido negligente, en tiempos de apremio tu fuerza será escasa. (Mishley 24:10). Aun con enojo, mi sabiduría me ha protegido... (Kohélet 2:9)
Es decir la sabiduría que aprendí aun con enojo - ella me ha protegido. Los sabios han dicho además: Existe un pacto hecho: todo el que se esfuerza en estudiar Torá en el Beit HaKnéset, no la olvidará rápidamente (Yerushalmí, Berajot 5:1); Todo aquel que se esfuerza en estudiar discretamente - se transforma en sabio, como se declara: La sabiduría está con los discretos... [Mishley 11:2] (Ibíd.). Todo el que hace escuchar su voz cuando estudia - recuerda lo que aprende, no obstante el que lee silenciosamente, lo olvidará muy pronto. (Erubín 54a)
[13] A pesar que es una obligación estudiar de día y de noche - una persona no adquiere la mayoría de su sabiduría sino de noche. Por lo tanto, aquel que desea ser coronado con la tiara de la Torá, debe tratar de aprovechar todas sus noches y no desperdiciar ninguna durmiendo, comiendo, bebiendo, platicando o actividades semejantes - sino estudiando Torá y hablando sobre la sabiduría. Los sabios han dicho: La melodía de la Torá se escucha de noche, así se declara: ¡¡Levántate, canta de noche! [Eijá 2:19] (Shemot Rabá, sección 47). Todo aquel que se ocupa de estudiar Torá de noche, un rayo de bondad se refleja en él de día, así se declara: Durante el día HaShem envía su bondad, y por la noche su canción estaba conmigo, una plegaria al Dios vivo [Tehilim 42:9] (Abodá Zará 3b). Toda casa donde no se escuchan las palabras de Torá durante la noche, finalmente el fuego a consume, así se declara: Todo obscuridad (noche) oculta de su tesoro (de palabras de Torá), será consumida por un fuego no atizado (proveniente del cielo)... [Iyob 20:26] (Sanhedrín 90a). Porque la palabra de HaShem despreció... [BeMidbar 16:31] - Aquel que no se preocupó del estudio de Torá en absoluto (Ibíd. 99a).
Por lo tanto, todo aquel que pudiendo haberse dedicado al estudio de Torá, no lo hace; o que habiendo estudiado Torá, se aleja de ella y la abandona para desviarse a las vanidades - esta persona se considera que despreció la palabra de HaShem. Los sabios han declarado además: Todo el que descuida la Torá cuando es rico, finalmente terminará descuidándola cuando sea pobre; en cambio todo el que se dedica a estudiarla siendo pobre, finalmente la estudiará siendo rico (Abot 4:9). Este tema ciertamente está explícito en la Torá: Si no sirves a HaShem, tu Dios, con alegría y con generosidad a causa de tus riquezas, servirás a tus enemigos (Debarim 28:47-48). Siendo que te mortificará (serás pobre)... no obstante te beneficiará al final (Ibíd. 8:16).
[1] Sólo es posible enseñar Torá a un discípulo que sea decente, de buen comportamiento, o a alguien simple (*). Pero si es una persona cuyo comportamiento no es apropiado, se trata de ayudarlo a que cambie de modo de actuar y se lo dirige a un buen camino; entonces se lo investiga y luego se le permite el ingreso al Beit Midrash (lugar de estudio) y se le enseña. Los sabios declararon: "Todo el que educa a un discípulo que no es decente, es como si hubiera arrojado una piedra a Mercurio (**), así se declara: "Como un grupo de piedras en la catapulta, así es dar honor al necio" [Mishley 26:8]" (***). Siendo que no hay honor sino la Torá, como se declara: "Los sabios han de heredar honor..." (Ibíd. 3:35)
Del mismo modo, un maestro que no se comporta decentemente, aunque que sea un gran sabio y todo la nación lo necesite - no se estudia de él hasta que modifique su comportamiento, como se declara: "Ya que los labio del Kohén han de guardar el entendimiento y de su boca han de pedir la Torá, pues es un ángel de HaShem de las Legiones" (Malají 2:7)
Sobre lo anterior han declarado los sabios (Moed Katán 17a) que si el maestro asemeja a un ángel de HaShem de las Legiones - es menester pedir Torá de su boca, de lo contrario - no conviene estudiar de él.
(*) No es claro si es una persona decente o no. En Berajot 28a se relata que Rabán Gamliel declaró: "Todo discípulo que no es honesto que no ingrese al Beit Midrash" y puso un guardia a la entrada para investigar a los discípulos - no obstante el resto de los sabios no estuvieron de acuerdo con él y expulsaron al guardia diciendo: "Mientras no se compruebe que el discípulo es indecente, está prohibido alejarlo del Beit Midrash".
(**) Mercurio: nombre de una idolatría que solían servir por medio de arrojar piedras delante de ella. (Sanhedrín 60b; Abodá Zará 50a).
(***) Las piedras que se juntan para ser arrojadas con la catapulta no se mantienen, del mismo modo el que honra al necio realiza un honor no duradero (Rashí). Aquel que reune piedras y las ata para arrojarlas en la catapulta, a pesar que parece dar importancia a las piedras en cuestión, serán finalmente usadas para disparar y matar; del mismo modo quien honra al necio enseñándole Torá, provocará que esta sabiduría termine siendo ocupada para matar, ya que el necio transformará las respuestas del sabio en proyectiles de herejía. (Malbim).
[2] ¿Cuál es el método para enseñar? El maestro debe estar sentado adelante y los alumnos lo deben rodear en círculo como si fueran su corona, para que de este modo todos puedan ver al maestro y escucha lo que dice. No es conveniente que el maestro esté sentado en una silla y los alumnos sobre el suelo, sino todos en sillas o todos sobre el suelo. En un principio el maestro solía estar sentado y los alumnos de pie (*), no obstante ya desde antes de la destrucción del segundo Templo se acostumbraba a enseñar estando sentados tanto el maestro como los alumnos.(**)
(*) Cf. Meguilá 21a. Desde la época de Moshé, nuestro maestro, y hasta Rabán Gamliel [HaZakén, el anciano. Según la versión de BaJ] sólo estudiaban Torá estando de pie. A pesar que aquí no me menciona que el maestro estuviese sentado mientras los alumnos de pie, encontramos esto en muchos lugares, por ejemplo (Erubín 54b) "Aharón se retiraba y sentaba a la izquierda de Moshé".
(**) Después de la muerte de Rabán Gamliel HaZakén que vivió al final de la época del segundo Templo, él era abuelo de Rabán Gamliel de Yabne.
[3] Si el maestro enseñaba directamente a sus alumnos - que lo haga, y si se ayudaba de un explicador (Metarguén o Meturguemán), el explicador debe ubicarse entre el maestro y los alumnos; entonces el maestro le enseña al explicador y éste le enseña a los alumnos. Cuando los alumnos preguntan, preguntan primero al explicador y éste a su vez le formula la pregunta al maestro, el maestro responde al explicador y éste al que preguntó.
El maestro no debe levantar la voz más que el explicador, así el explicador no debe levantar la voz más que el maestro en el momento que le hace preguntas. El explicador no está autorizado a reducir ni a agregar ni a modificar, a no ser que este explicador sea el padre o el maestro del propio maestro. Dice el maestro al explicador: "así me ha dicho mi maestro" o "así me ha dicho mi señor padre", ahora bien cuando repite el explicador lo escuchado lo dice en nombre del sabio, mencionando el nombre del padre del maestro o de su maestro y declara: "así dijo nuestro maestro fulano de tal..." a pesar que no había mencionado el maestro el nombre del sabio (sólo había mencionado que esto lo había aprendido de su padre o maestro. N. del T.), ya que está prohibido llamar al maestro o al padre por su nombre.
[4] Cuando un maestro enseña y los alumnos no entendieron, no debe disgustarse con ellos y ofuscarse, sino que debe volver a enseñar el tema incluso varias veces hasta que los alumnos entiendan lo profundo de la Halajá. Así mismo, el alumno no debe decir "entendí" cuando en verdad no ha entendido, sino que debe volver y preguntar incluso varias veces. Si el maestro se disgusta con él y se ofusca, el alumno debe decirle: "Rabí, esto es Torá y debo estudiarla, aunque ni entendimiento sea escaso".
[5] Un alumno no debe avergonzarse de sus condiscípulos que entendieron un tema después de una o dos veces que lo estudiaron, mientras él lo entendió después de varias veces; ya que si se avergüenza de ésto, resultará que entra y sale del Beit Midrash sin haber aprendido nada. Por lo tanto declararon los sabios antiguos: "Ni el vergonzoso estudia, ni el estricto enseña" (Abot 2:5)
¿A qué nos referimos? Cuando los alumnos no entendieron algún tema debido a su complejidad, o a causa de su escaso entendimiento; pero si el maestro intuye que los alumnos son negligentes en el estudio de Torá y no se esfuerzan en esto y por lo tanto no entendieron - está obligado a enojarse con ellos y a causarles un bochorno con sus palabras con el fin de motivarlos. Sobre este tema los sabios han declarado: "¡Atemoriza a los alumnos (Ktubot 103b). Por lo tanto el maestro no debe comportarse con ligereza frente a sus alumnos, ni divertirse con ellos ni comer ni beber con ellos - así el temor del maestro estará siempre sobre ellos y rápidamente estudiarán de él.
[6] No se pregunta al maestro cuando recién ha entrado al Beit Midrash, sino hasta que se siente y se concentre; así mismo un alumno no pregunta inmediatamente después de haber entrado sino hasta que se siente y repose. No es apropiado que pregunten dos alumnos al mismo tiempo, tampoco se pregunta al maestro sobre un tema diferente, sino del tema que en ese momento se está estudiando para que no se abochorne. El maestro debe en ocasiones hacer equivocar a sus alumnos con sus preguntas y con sus acciones, de esta manera los motivará y sabrá si recuerdan lo estudiado o no. Además el maestro puede preguntar a los alumnos sobre un tema diferente al que en ese momento se estudia - para agilizarlos.
[7] No se pregunta de pie y no se responde de pie, no desde un lugar alto ni desde lejos; tampoco detrás de los ancianos (*). No se pregunta al maestro sino sobre el tema específico que están estudiando; las preguntas formuladas al maestro deben ser hechas con seriedad, además de no preguntar sobre un tema más de tres reglamentos [Halajot].
(*) Que están sentados en primera fila delante del maestro, por ende el alumno debe ubicarse delante de ellos para que todos escuchen la cuestión.
(**) A pesar que ya lo advirtió en la ley anterior, allí se refería a preguntar sobre un tema completamente diferente, mientras que aquí se refiere a preguntar sobre un asunto, que siendo del mismo tema, no es parte del material estudiado en este momento. (Cf. Késef Mishné)
[8] Dos personas que preguntaron, si uno preguntó sobre el tema estudiado y el otro no - se debe responder a aquel que preguntó sobre el tema estudiado; entre una pregunta práctica (actual) y otra no es contingente - se responde la pregunta actual; entre preguntas sobre leyes y aquellas sobre estudios de la Escritura (Midrash) - se responde primero a las preguntas legales; entre estudios de la Escritura (Midrash) y relatos sapienciales (Agadot) - se responde primero a las preguntas referentes a estudios de la Escritura; entre relatos sapienciales y un argumento a fortiori (Kal Va-Jómer) - se responde primero a una pregunta referente a este tipo de argumento; entre un argumento a fortiori y un argumento analógico (Guezerá Shavá) - se responde primero a un cuestión sobre un argumento a fortiori.
[1] Así como la persona debe honrar a su padre y temerle, así debe respetar a su maestro y temerle; e incluso lo debido a su maestro es mayor que lo debido a su padre - ya que su padre le ha dado la vida para este mundo, en cambio su maestro le da la vida para el mundo venidero. Si le acontece ver algo que perdió su padre y algo que perdió su maestro - lo perdido por su maestro tiene preferencia a lo perdido por su padre. Si su padre y su maestro llevan alguna carga - debe cargar lo de su maestro primero y dejarlo en un lugar para después cargar lo del padre. Si su padre y su maestro están cautivos del enemigo - primero debe rescatar a su maestro y luego a su padre. No obstante, si su padre es un sabio de la Torá - entonces debe rescatar a su padre primero [aunque su maestro sea más sabio que su padre]. Del mismo modo si su padre es un sabio de la Torá aunque no llegue a la altura de su maestro, debe devolver primero lo perdido por su padre y luego lo perdido por su maestro. (*)
No existe respeto mayor que hacia el maestro, ni un temor mayor que el temor al maestro. Los sabios han declarado: "el temor al maestro es como el temor al cielo" (Abot 4:12); por eso se dice: "todo el que discute [ÁÂÏ&Mac247; jolek ] con su maestro es como si discutiera con la presencia divina (Sanhedrín 101a), como se declara: "Cuando ellos contendieron con HaShem" (BeMidbar 27:9) (**)
Todo aquel que se enfrenta [ÚÂ&Mac249; ӯȷ ose meriba] a su maestro es considerada su acción como un enfrentamiento en contra la Presencia divina, como se declara: "Que se enfrentaron los Hijos de Israel en contra de HaShem y El se santificó en ellos" (BeMidbar 20:13)
Del mismo modo, todo aquel que se queja en contra de su maestro [Ó&Mac250;¯ÚÌ]hamitraem es considerada su acción como una queja en contra de HaShem, como se declara: "Las quejas de ustedes no son contra nosotros, sino contra HaShem" (Shemot 16:8).
Así también, todo aquel que se expresa ofensivamente contra su maestro Ó¯¯] hamearer) es considerada su acción como una ofensa en contra de la Presencia divina, como se declara: "Habló [ofensivamente] el pueblo en contra de Dios y de Moshé" (BeMidbar 21:5)
(*) Lo dicho por Rambam aquí "aunque no llegue a la altura de su maestro", es al parecer una contradicción con lo enseñado en Hiljot Guezelá 12:2 (Legislaciones sobre robos y pérdidas), donde decide: "si encontró una pérdida perteneciente a su padre con una perteneciente a su maestro, si su padre es tan sabio como su maestro - la pérdida del padre tiene preferencia [para devolverla primero], si no es así - la pérdida del maestro tiene preferencia". Hagaot Maimoniot ad. loc. responde que hay un error de impresión en Hiljot Talmud Torá y que la versión de Hiljot Guezelá es la principal, en especial según la Mishná en el Talmud Yerushalmi (Babá Metziá 2:11). Lo argumentado depende de la ley con respecto a rescatar del cautiverio, en donde aunque el padre no se tan sabio como su maestro, el hijo debe rescatarlo primero ya que está en peligro de vida; se desprende por lo tanto que en temas donde no haya peligro de vida sino sólo pérdida monetaria, si el padre no es tan sabio como su maestro, el maestro tiene preferencia. (Cf. Shulján Aruj, Yoré Deá 242, Hagá)
(**) A pesar que la contienda fue contra Moshé, la Torá lo considera como dirigida contra HaShem.
[2] ¿A qué se refiere discutir contra el maestro? A fundar un lugar de estudio y a enseñar Torá sin el consentimiento de su maestro, cuando él aún está vivo, e incluso que el maestro se encuentre en otro país. Por ende está absolutamente prohibido a un discípulo enseñar un ley [Halajá] delante de su maestro, la persona que así lo hiciere está condenada a muerte.
[3] Si la distancia entre él y su maestro es de aprox. doce millas latinas (*) y una persona le pregunta sobre algún tema legal, le está permitido responder. Sin embargo, en caso que sea necesario alejar a una persona de algo prohibido, incluso delante de su maestro puede responder. ¿A qué nos referimos? Por ejemplo si ve a alguien que comete alguna acción no sabiendo que está prohibida, o que comete pecados por impiedad - debe tratar de separarlo de lo prohibido diciendo: "¡Esto está prohibido!" Incluso que sea delante de su maestro, e incluso que su maestro no se lo ha autorizado, ya que en cualquier situación donde haya profanación del Nombre divino, no es necesario dar honor al maestro. ¿A qué nos referimos? A situaciones que ocurren eventualmente, pero designarse a si mismo para enseñar y educar a todo Israel - incluso que él esté en un extremo del mundo, y su maestro en el otro extremo - no puede dedicarse a dictaminar leyes sino hasta la muerte de su maestro, salvo si recibió permiso del mismo.
(*) La medida denominada por los sabios "Mil", corresponde a 2000 codos (longitud itineraria que está permitido caminar en Shabat fuera de los asentamientos urbanos, siendo la distancia que un hombre normal camina en 18 minutos. Cf. Shulján Aruj, Oraj Jayim 261, Yoré Deá 69); ahora bien cada codo son aprox. 0,48 m según la opinión de R. Jayim Naé, 0,57 m según Jazón Ish; por lo tanto cada Mil son 960 m (R. Jayim Naé) o 1.152 m (Jazón Ish). Las doce Mil mencionadas aquí corresponden al largo del campamento de Israel en el desierto (cf. Erubín 55b), en nuestras medidas 11.520 m (R. Jayim Naé) o 13.824 m (Jazón Ish). Hemos traducido por "millas latinas", aunque en la medidas usadas actualmente no hay una coincidencia total, no obstante el español utiliza la palabra que en latín indicada la medida itineraria "mille", la cuarta parte de una legua; lo que podría coincidir con la medida empleada por los sabios.
(**) Hagaot Maimoniot decide que lo expresado en esta ley se refiere a dictaminar alguna legislación apoyándose en la propia comprensión, pero cuando una persona conoce una legislación ya dictaminada, escrita y ampliamente aceptada la puede enseñar aunque su maestro aun esté vivo. Cf. Shulján Aruj, Yoré Deá 242:9.
[4] No obstante no todo aquel cuyo maestro haya muerto puede enseñar públicamente Torá, sino sólo en el caso que sea un discípulo que haya llegado al nivel de la instrucción. Todo discípulo que no haya llegado al nivel de la instrucción y se dedica a enseñar - se considera un necio, un réprobo y un presuntuoso; sobre el cual se ha dicho: "Muchos muertos abortó..." (Mishley 7: 26).
Del mismo modo un sabio que ya alcanzó el nivel de la instrucción y no enseña, se considera que impide el conocimiento de la Torá y pone obstáculos frente a los ciegos, sobre alguien así se ha declarado: "Enceguecidos eran todos aquellos que asesinó..." (Ibíd.)
Aquellos alumnos pequeños que no estudiaron suficiente Torá como era de esperar y desean presumir delante de los ignorantes y de sus vecinos, tratando de ser los primeros en juzgar y en enseñar dentro de Israel - generalmente provocan muchas discusiones, destruyen el universo, apagan la luz de nuestra Torá, y pisotean el viñedo de HaShem. Sobre ellos declaró Shlomó: "Nos han atrapado los zorros, zorros pequeños que pisotean los viñedos cuando nuestro viñedo está en flor" (Shir HaShirim 2:15)
[5] Está absolutamente prohibido llamar a su maestro por su nombre e incluso que no esté delante de él. E incluso llamar a otros cuyos nombres sean los mismos de su maestro - del mismo modo como acostumbra con respecto a su padre (*) - sino que es conveniente modificar sus nombres incluso después de la muerte de ellos. Esto aplica cuando el nombre referido no es común, por lo tanto todos se enterarán que se menciona a tal persona. No debe saludar a su maestro o responder un saludo de él del modo que suelen hacerlo los amigos, sino que debe hacer una reverencia y dirigiéndose respetuosamente dirá: "¡La paz esté contigo, maestro!" Si su maestro le devuelve el saludo deberá agregar: ¡La paz esté contigo, mi rabino y maestro.!
(*) Del modo que acostumbra con su padre, así debe acostumbrar con su maestro. En el Libro "Aruj", entrada "Ab", se comenta en nombre de los gueonitas que Rabbá solía llamar a su discípulo "Abayé", a pesar que su nombre verdadero era "Najmaní", ya que el nombre del padre de Rabbá también era "Najmaní"; por lo tanto no lo llamaba por su nombre sino le decía "Abba" y de allí devino en "Abayé". Si con el nombre del padre es así, cuanto más con el nombre de su maestro (Cf. HaGrá, Yoré Deá 240, inciso 7)
[6] No se deben sacar los Tefilín delante de su maestro ni reclinarse delante de él - sino que es apropiado sentarse como se acostumbra sentarse delante del rey. Del mismo modo no debe rezar delante de su maestro ni detrás de él, ni a sus costados - además obviamente está prohibido deambular a su lado - sino que debe alejarse de detrás de su maestro y no ubicarse en línea recta a sus espaldas, sólo entonces le está al discípulo permitido rezar. No entre junto con su maestro a los baños públicos, ni se siente en el puesto de él; tampoco se permite que decida una reglamentación frente a su maestro, ni contradecir sus opiniones ni sentarse delante de él hasta que se lo permita diciendo: ¡Siéntate!, así mismo no se parará sino hasta que su maestro se lo permita diciendo: ¡Párate! o hasta que le pida expreso permiso. Cuando se despida de su maestro no le dará la espalda sino que se retirará de frete a él.
[7] Es una obligación levantarse apenas divise a su maestro hasta que ya no lo perciba visualmente, luego podrá sentarse. Es una obligación visitar al maestro durante las festividades.
[8] No se honra a un discípulo delante de su maestro, salvo que el propio maestro suela honrarlo. Todo tipo de trabajos que el esclavo realiza para su amo, el discípulo debe realizar para su maestro. Si estaba en un lugar donde no lo conocen y no tenía Tefilín [para ponerse y demostrar así que no era esclavo, ya que el esclavo no se pone Tefilín], y sospecha que pueden pensar que es un esclavo - no es necesario que le ponga los zapatos o se los quite. Todo aquel que le impide a su discípulo servirlo - se considera que le impide realizar bondades y quita de sobre él el yugo del temor divino. Todo discípulo que no valore alguna conducta respetuosa debida a su maestro - causa que la divina Presencia se aleje de Israel.
[9] Si observa que su maestro transgrede algún mandamiento - le dirá: "Nos has enseñado de esta manera...". Cada vez que mencione algún estudio de Torá delante de él, dirá: !Así nos has enseñado...". No debe mencionar ningún concepto de Torá que no aprendió de su maestro, salvo que lo haga recordando el nombre de quien lo estudió. Cuando su maestro fallezca, debe rasgar todas sus ropas hasta mostrar su corazón y no le está permitido nunca repararla [en forma profesional]. ¿A qué nos referimos? Cuando fallece su maestro especial del cual estudió la mayoría de su sabiduría, pero si no estudió de él la mayoría de su sabiduría - esto se considera como un condiscípulo (Talmid Jaber) y no está obligado a honrarlo según todas estas normas. En este último caso, debe pararse frente al difunto y rasgar sus vestidos como lo haría con cualquiera de las personas por las que tiene que guardar luto. Incluso que no estudió de él sino un sólo concepto, ya sea pequeño o grande, se para frente a él y rasga sus vestidos.
[10] Todo estudioso de la Torá cuya ideas son correctas - no suele hablar delante de alguien que es mayor que él en sabiduría, aunque no haya estudiado de él nada.
[11] Un maestro especial que desee renunciar a su honor en todas estas costumbres o en una de estas; ya sea con respecto a todos su alumnos o a uno de ellos - le está permitido. No obstante, aunque haya renunciado - sus alumnos deben respetarlo, incluso en el momento que exprese su renuncia a honor debido.
[12] Así como los alumnos deben respetar al maestro, así el maestro debe respetar a sus alumnos y atraerlos. Así han declarado los sabios: "Que el respeto debido a tus alumnos te sea tan preciado como el que te concedes a ti mismo" (Abot 4:12). La persona debe ser cuidadosa con sus alumnos y tenerles cariño, ya que ellos son los hijos que causan satisfacción en este mundo y el mundo venidero.
[13] Los alumnos ayudan a que el maestro adquiera sabiduría y extienda su inteligencia. Los sabios han declarado: "Mucha sabiduría he estudiado de mis maestros, mucha más aun de mis condiscípulos, no obstante de mis alumnos más que de todos." (Taanit 7a). Así como una astilla es capaz de encender un árbol, así un discípulo ingenioso, aunque pequeño, agudiza a su maestro hasta que logra por medio de sus preguntas que se forje de él una sabiduría espléndida.
[1] Es una obligación respetar a los sabios de la Torá, incluso que no sea el propio maestro, así se declara: "Delante de la vejez te levantarás y respetarás a los ancianos" (VaYikrá 19:32) Sobre lo anterior estudiamos "anciano" significa "aquel que adquirió sabiduría" (*). ¿Desde qué distancia es una obligación levantarse ante él? Desde que lo observe a cuatro codos de distancia hasta que lo pierda de vista.
Tomado de Masuah