Guía para dolientes - La elaboración del duelo

1. Los tres periodos de luto

Luego del entierro comienzan a regir para los siete parientes las leyes de luto. La ley judía estipula tres períodos sucesivos de luto, que van disminuyendo gradualmente de intensidad. Ellos son: Shivá, Shloshim y Avelut. Shivá comprende los siete primeros días de duelo; Shloshim abarca los primeros treinta días después de la muerte. El tercer período(Avelut), se extiende a los doce meses hebreos desde una muerte. La llegada de una festividad (Iom Tov) en el transcurso de los períodos de luto altera la cuenta normal de estas etapas. En caso de ser necesario, se debe consultar al respecto con una autoridad rabínica.

1.1 Shiva - la semana de luto

El primer período es la Shivá y comprende los siete primeros días del luto, inmediatamente después del entierro; sirve para ayudar a las personas enlutadas a enfrentar el fallecimiento acontecido. Durante estos días los pensamientos de los dolientes se concentran en la memoria de los seres queridos.

Los deudos no deben abandonar su casa salvo por asuntos de gran urgencia. La forma más apropiada de observar la shivá es que la familia esté reunida en la casa del fallecido. Sin embargo, esto no es obligatorio, y los miembros de la familia pueden guardar el luto en cualquier otro lugar, inclusive por separado en sus propias casas, según las circunstancias.

1.1.1Las costumbres en la casa del doliente

Al volver del cementerio, los familiares de luto se sacan los zapatos. Es costumbre usar zapatos de tela o lona y no de cuero. Los enlutados no se sientan en sillas de altura normal sino que se sientan en bancos bajos (hasta 30 cm. Del piso) o sobre almohadones en el piso. De esta costumbre se originó la expresión "sentar shivá"

Asimismo, durante la Shivá debe mantenerse una vela encendida y todos los espejos de la casa deben ser tapados, señalando que durante los días de Shivá no dedicamos esfuerzo e interés a nuestro cuerpo sino a la memoria del fallecido. El encender una vela en memoria del difunto es una antigua costumbre judía para acompañar simbólicamente el alma del fallecido.

Una de las costumbres que caracterizan la casa de Shivá es que se deja la puerta abierta. Esto se hace en señal de que familiares y amigos pueden entrar a consolar al deudo sin tener necesidad de molestarlo para que abra la puerta.

Durante los siete días de luto no se realiza trabajo alguno (los profesionales que puedan verse gravemente dañados por la interrupción de su trabajo deben consultar con el rabino; pues existen atenuantes para los diferentes casos).
En estos días no se visten cosas nuevas, no se corta el cabello y la barba, no se mantienen relaciones íntimas y no se untan unguentos con el objeto de crear un ambiente diferente que permita percibir la tristeza de la muerte sucedida.

Durante la Shivá no se aconseja discutir las cuestiones de herencia o testamento, así como retirar de la casa del fallecido cualquiera de sus pertenencias; definitivamente, éste no es el momento para hacerlo.

1.1.2 Los rezos durante la shiva

Es Mitzvá organizar en casa de los enlutados un Minián para recitar el Kadish tres veces por día: Shajarit, Minjá y Maariv. De no ser posible reunir diez adultos en la casa para formar un Minián, el enlutado puede trasladarse a la Sinagoga para orar y pronunciar el Kadish.

En nuestra Comunidad sugerimos a las familias de duelo que participen en los rezos de la Sinagoga de la Kehilá, de tal modo que sea posible orientar y guiarlos en todo lo necesario, así como realizar un estudio en memoria y mérito de la persona fallecida durante todos los días de la Shivá. Las familias que realizan los rezos correspondientes en la casa del fallecido en horas de la tarde, pueden participar de los rezos matutinos en la Sinagoga.

En ocasión de realizarse los rezos en la casa de Shivá, es costumbre compartir un breve estudio de Torá en memoria del fallecido. Se estima que el estudio es un mérito para la elevación del alma de la persona fallecida. Esto convierte a la reunión en el hogar del fallecido en una experiencia espiritual adecuada a la situación emocional en la que se encuentran los enlutados.

1.1.3 Shabat en el periodo de la Shiva

Dos horas antes de la entrada del Shabat cesa el luto; los enlutados deben cambiar su ropa, calzarse los zapatos e ir a la sinagoga. El Kadish sigue siendo recitado.

Los aspectos externos y públicos del duelo son suspendidos, y los enlutados pueden prepararse para recibir el Shabat, pues está prohibido demostrar señales de luto, aunque el Shabat se cuente normalmente como uno de los siete días.

Los enlutados por lo tanto, deben calzar zapatos de cuero, cambiarse la ropa rasgada y vestir ropa de Shabat normalmente, salir de la casa para ir a la Sinagoga, sentarse en sillas normales y saludar a todos con el "Shabat Shalom"; las mujeres no deben olvidar el encendido de las velas de Shabat.

El día sábado está incluido en la cuenta total de los siete días de duelo. En Motzei-Shabat se vuelve al luto despues de la Havdala.

En nuestra Comunidad, es costumbre que los familiares y amigos del fallecido participen en los rezos de Kabalat Shabat en la Kehilá con el fin de reunirse y pronunciar el Kadish. En dicha ocasión, el Rabino hace una breve mención a la persona fallecida.

1.1.4 Finalización de la Shiva

Para el recuento de los siete días se cuenta el día del entierro como un día completo, siempre que éste haya sido llevado a cabo como corresponde y que la Shivá comience antes de la puesta del sol. En el séptimo día se concluye Shivá justo después del servicio de la mañana. Así, si el entierro fue por ejemplo un lunes, el período de Shivá se completa el domingo siguiente en la mañana.

El séptimo día después del rezo matutino (Shajarit), la familia sienta shivá por última vez y los presentes les ofrecen sus palabras de consuelo, se les ofrece una mano y se les ordena levantarse y terminar la shivá. Es costumbre que el Rabino u otro dignatario los levante de la Shivá y que, al levantarse, los enlutados salgan a la calle por unos minutos, simbolizando que acompañan el alma del fallecido al final del primer período de duelo y se integran nuevamente a la sociedad. Está permitido, visitar la tumba del familiar fallecido al finalizar la Shivá. (Aun así, debe cosiderarse que hasta esa fecha aun no esta preparado el marco de cemento que cubre la fosa durante los primeros meses hasta la colocación de la Matzevá).

1.1.5 Nijum Avelim - la consolacion de los deudos

La preocupación por el bienestar mental, espiritual y emocional de los enlutados, y la necesidad de consolarlos, es un deber fundamental en el judaísmo. Por lo tanto,es un deber moral y religioso visitar a los deudos durante los primeros siete días y presentarles consuelo y participación en su dolor.

La tradición aconseja que el visitante no debe empezar la conversación con los enlutados, aguardando a que éstos lo hagan. Es adecuado hablar del fallecido y recordar las buenas cualidades que lo hicieron tan querido para quienes lo conocían. Los que deliberadamente evitan mencionar al fallecido, creyendo que así ayudan al enlutado a olvidar su dolor, desconocen la sicología de la aflicción. Hablar sobre trivialidades durante la visita representa menor consuelo que hablar sobre el fallecido.



Antes de abandonar la casa de los enlutados, se pronuncia el consuelo tradicional:

HaMakom Ienajem Otjá/otaj/otjem betoj shear avelei Tzion veIerushalaim Velo Tosifu Ledahavá Hod.
"Que Dios le/s de consuelo junto con todos los dolientes del Pueblo de Israel y no sepan más de dolor"

Se pronuncian estas palabras especiales de consuelo para recordar a los que están de luto que no pueden dejarse llevar por su dolor al punto de olvidar que son miembros de un pueblo que a pesar de que sufrió grandes tragedias, siempre tuvo la fortaleza y la ayuda necesaria para sobreponerse y continuar su destino. Así debe hacerlo el enlutado también.

De no ser posible visitar personalmente al enlutado, es de suma importancia ofrecer una palabra de consuelo por teléfono o por escrito; esto permitirá que el doliente sienta el apoyo que tiene de sus familiares y amigos.

2. Shloshim

Después de Shivá, quienes están de duelo entran en la etapa de Shloshim que culmina en el trigésimo día a partir del entierro. En este período, los enlutados reinician sus actividades normales, aunque siguen privándose de algunas cosas, en señal de respeto y de dolor. Durante los Shloshim comienzan a llevar una vida normal y vuelven a sus trabajos. Sin embargo, no puede aún cortarse el cabello ni asistir a fiestas o celebraciónes de ningún tipo. En caso que el doliente deba participar en una fiesta familiar como un casamiento, sugerimos consultar con el rabino.

2.1 Finalización de Shloshim

En la noche del día 30, se realiza una Hazkará en la Sinagoga, (In Memoriam) que incluye Tfilat Arvit, estudio de Mishná, Kadish y "El Male Rajamim". Averigue el horario de las oraciones en la semana destinada y avise telefónicamente a las oficinas del Rabinato acerca de su participación en los rezos.

Tradicionalmente se visita el túmulo en el día 30. Después de ese día el luto deja de ser obligatorio, a no ser en caso de fallecimiento del padre o de la madre. Al aproximarse la fecha de los Shloshim, comuníquese con las oficinas de la Kehilá con el objeto de coordinar la fecha y el horario en el cual se realizará la ceremonia religiosa en el cementerio. La Kehilá se ocupará de enviar un oficiante para que los oriente y acompañe en esta ocasión.

Si por algun motivo no se mantiene la pronunciación del Kadish por el ser querido en forma periódica, es de suma importancia y valor su pronunciación la noche anterior al día de los shloshim y el mismo día.

3. Avelut - doce meses de luto

El tercer período de luto, observado exclusivamente por la muerte del padre o de la madre, es conocido como Avelut ("luto"). Este se inicia al salir el sol del trigésimo día a partir del entierro (Shloshim) y se extiende por doce meses (hebreos), hasta el primer aniversario del fallecimiento (y no del entierro). Terminados los doce meses, está prohibido continuar prácticas o abstenciones que simbolicen una continuación del luto. El judaísmo es riguroso al restringir el luto a determinados períodos. El pesar excesivo es considerado como falta de confianza en Dios. Se considera natural y deseable que, con el tiempo, desaparezca la amargura causada por la muerte.